A pesar de los tranquilizadores consejos de Gumersindo, Pantaleón ha prescindido temporalmente de los servicios de Abelardo porque éste tiene un cuñado en Alcorcón. En la mente hipocondriaca del mono Alcorcón es un reservorio de virus mortales, así que me ha informado del “cese temporal de la convivencia” y se ha largado a Nueva York.
Nada más llegar se ha plantado en el 745 de la Quinta Avenida (que cae entre la 57 y la 58) para echar un ojo a la exposición retrospectiva de Verdura, que se inauguró la semana pasada. Dado que Truman Capote, el muy ladino, escribió “Breakfast at Tiffany’s” y no “Desayuno con Verdura”, el gran público pivota hacia la tienda de los paquetitos celestes, en lugar de ir a extasiarse a Verdura. Error.
¡Ah! ¿Qué quién es ese tal Verdura? Pues el que ideó, entre otras cosas, estos copiadísimos brazaletes que la gente atribuye a Chanel…
No del todo equivocadamente, porque es cierto que el diseño lo hizo Verdura cuando trabajaba para Coco Chanel.
Fulco di Santostefano della Cerda, duque de Verdura, excelso joyero, nació en Palermo en 1899. Siciliano, duque, y pariente de los Lampedussa, lo tiene todo para ser adorado por Pantaleón. Por si fuera poco era un genio. Coco Chanel se dio cuenta nada más verle y le tuvo en París diseñando joyas para ella durante cinco años. De esa época son los icónicos brazaletes, siempre pares, que Fulcó diseñó y que Cocó – y Diana Vreeland – nunca se quitaban.

La icónica Cocó con uno de los brazaletes de Verdura, inspirados en la Cruz de Malta de un broche ruso que un amigo regaló a Mademoiselle Chanel
Como los aires pintaban mal en la Europa de los años 30 y a Fulco le iba más la cruz de malta que la cruz gamada, se largó a las Americas. Primero recaló en Hollywood, donde diseñó todas las joyas que luce Katherine Hepburn en “Historias de Filadelfia” (gran película) y se hizo con unas cuantas adeptas, entre ellas Marlene Dietrich y Greta Garbo.

Marlene Dietrich, otra fiel clienta, aunque la pulsera que luce en la foto es de Van Cleef & Arpels.
Pero Hollywood no era para Fulco” me dice Pantaléon “no sabían apreciar el refinamiento del duque siciliano, así que se trasladó a Nueva York, donde abrió un exclusivo atelier que era el secreto mejor guardado de todas las socialites de la época”.

Millicent Rogers, rica heredera, famosa esteta y socialite con broche de Verdura en forma de estrella de mar. Imagen del libro “Café Society”
Fulco fue el primero que montó diamantes en oro amarillo (hasta entonces sólo el platino estaba permitido), el primero que mezcló piedras preciosas con semi-preciosas, que sacó del olvido a las entonces denostadas perlas, que utilizó caracolas, conchas de mar, trozos de ébano y demás objetos ajenos a la joyería como base para espectaculares broches (cosas que luego copiarían grandes de la joyería como Seaman Schepps, Jean Schlumberger e incluso Kenneth Jay Lane en bisutería). Fue, en definitiva, el primero que introdujo la imaginación y el color en el mundo de la joyería, que hasta entonces se nutría principalmente de piezas delicadas, cristalinas y muy muy blancas.

Broche de Verdura, safiros sobre concha marina, montado como collar. La primera de las conchas que utilizó para esta colección de broches la compró en el Museo de Historia Natural de Nueva York

El icónico “Cage Ring” (anillo enjaulado) en esta foto con amatistas. Se hizo en todo tipo de piedras preciosas y semipreciosas incluso en cristal de roca.
La imaginación de este pequeño hombre, culto, feo y muy gracioso no tenía límites. Cuentan que Kenneth Jay Lane, que había copiado sus diseños hasta la saciedad, fue a comprarle unos gemelos y le pidió que le hiciera un descuento. Fulco le contestó “¿Descuento? ¡Pero si te los he regalado! ¿Acaso no los compras con el dinero que has ganado copiándome?”
La colección de dibujos de Verdura fue vendida tras su muerte por su socio, Joseph Alfano, a Ward Landrigan, ex-director del departamento de joyas de Sotheby’s, quien volvió a abrir la famosa tienda de la quinta avenida (solo previa cita) y que ahora reproduce los diseños exactos de las joyas que Fulco diseñó y realizó en sus cuarenta años de trabajo. a exposición de Nueva York, cuyos comisarios son Carolina Herrera y su marido Reinaldo, fue inaugurada la semana pasada.
La exposición muestra una reproducción del famoso collar de esmeraldas que Verdura hizo para Dorothy Paley, primera mujer del dueño de CBS William Paley. Dorothy volvió de un viaje a Colombia con su marido con lo que Fulco describe como “un saco lleno de esmeraldas”. Depositó el saco en la mesa de Verdura y le pidió un collar de esmeraldas, sin diamantes, para ponerse durante el día (???!!) “por ejemplo, para ir a almorzar al Colony”. Y esto es lo que Fulco hizo.
Ir a almorzar con varios cientos de pedruscos de esmeraldas colgadas al cuello, en plan sencillo, es lo que parece que se hacía en el Colony. Allí almorzaba Truman Capote con las que él denominaba sus “cisnes”: señoras ricas, guapas y elegantes. Las auténticas “it girls” del momento. Entre ellas, una de sus favoritas: Babe Paley, la sustituta matrimonial de Dorothy, la de las esmeraldas, en el corazón de William Paley. Babe también fue cliente de Verdura, como todas las que en la época eran alguien.
A su tallercito desfilaba lo mejor de la jet mundial. Mona von Bismarck, la Duquesa de Windsor, Elsa Schiaparelli, Rita Hayworth, y un sin fin de Astors, Whitneys y Rockefellers. También, supongo, otro de los cisnes de Truman: la que él denominaba “el cisne europeo”, Marella Agnelli.
Pantaleón duda que ser un cisne de Truman fuera algo verdaderamente bueno. “Truman Capote era una mala pécora” me dice Pantaleón “por un lado acompañaba, aconsejaba y consolaba a sus cisnes, las adulaba y las hacía reir. Por otro se burlaba de ellas a sus espaldas, revelaba sus confidencias e incluso fue capaz de contar sus secretos al gran público en el inacabado libro “Plegarias Atendidas”, parte del cual se publicó en la revista Esquire”. Eso provocó que todas ellas le dejaran de hablar y le convirtieran en un paria social.
“Dicen que quería ser el Proust de la sociedad americana” me cuenta Pantaleón “pero acabó siendo la Karmele Marchante de su época”.
Sin embargo Marella parece estar orgullosa de su condición de cisne pues publica un libro de memorias titulado “Marella Agnelli: el último cisne”que acabamos de encargar en amazon.
El libro promete enseñar fotos de todas sus casas – que son muchas – además de los cotilleos que nos quiera contar Marella, entre ellos, como avanza en una entrevista concedida a Vanity Fair, lo traicionada que se sintió por Truman. Y los buenísimos consejos que le dió, de recién casada, la veneciana condesa Consuelo Volpi: “me enseñó” dice Marella “cuántos juegos de sábanas de hilo hay que tener por cama, donde hay que llevarlos para bordar las iniciales, cuantas vajillas de porcelana hay que tener por residencia, cuantas personas de servicio han de tenerse en cada casa y donde han de encargarse sus uniformes”. Todas ellas cosas que sé os quitan el sueño por las noches…
“Quizás Marella sea más cisne que el resto de los cisnes porque lo cierto es que su mejor atributo es su larguísimo cuello” me dice Pantaleón…
“…pero no es ni mucho menos el último de los cisnes. No sé qué pensará Lee Radziwill, hermana de la difunta Jackie Kennedy, y uno de los más famosos y bellos cisnes de Truman, del título que se ha auto-otorgado Marella!”
Jackie, al revés que Lee, nunca fue uno de los cisnes: sus gustos eran más pseudo-intelectuales, aunque compartía con los cisnes su gusto por la moda y por la decoración. Jackie se dejó asesorar por otros. Una de sus gurús y mentoras fue la recientemente fallecida Rachel (“Bunny”) Mellon, viuda del archi riquísimo super millonario Paul Mellon. Bunny, mujer de excelente gusto, rica “de su casa” (era la heredera de la fortuna de las maquinillas Gillette y del inventor del Listerine) además de por matrimonio, era una excelente jardinera y coleccionista de arte. A ella le debemos, entre otras cosas, el actual diseño de la Rosaleda (“Rose Garden”) de la Casa Blanca.
Sus casas, sus trajes, sus joyas, sus cuadros, eran lo mejor que el dinero podía comprar, y parte de ello se subasta próximamente en Sotheby’s Nueva York en tres subastas: arte, joyas e interiores. Podéis acceder a los catálogos online (e incluso registraros para pujar a distancia, si el cuerpo os lo pide y vuestra cuenta lo aguanta) en www.sothebys.com).
En la primera de las subastas encontraréis un Rothko azul y negro de quitar el sueño, en la segunda podréis adquirir, entre otras cosas, las “fruslerías” de Verdura de Bunny (sí, ella también, ya os digo que era el “todo New York”)

La enredadera de manzanos en espalier en Oak Springs, Virginia, era uno de los orgullos de Bunny. Así que su marido encargó en Verdura este broche espalier para Bunny… El broche no es de lo mejor que ha hecho Verdura, pero el gesto es muy romántico.
y la tercera donde se venden los muebles y objetos de varias de sus casas.
Las fotos de muchos de los objetos a la venta se tomaron “in situ” en Oak Springs, su finca de Virginia, y en su casa de Nueva York, cuyos interiores nunca han salido publicados en ninguna revista. Mrs. Mellon era muy celosa de su intimidad.
Echadle un ojo y decidnos qué os parece. A mi me parecen casas agradable y vividas que tienen objetos maravillosos pero no necesariamente puestos o expuestos de forma que muestren mejor su belleza, sino como parte de algo cotidiano. Supongo que eso es ser rico de verdad, utilizar una cabeza de bronce de Degas de pisapapeles (ver escritorio de Bunny).
Pero así como las fotos muestran que las casas son agradables, a pesar de la pasión que han despertado los interiores de Bunny entre los americanos, sinceramente: ni fú ni fá. Feo no es, pero espectacular tampoco.
En la subasta hay algunos objetos divertidos con un precio estimado de entre 500-700 dólares aptos para mitómanos que quieran poseer un objeto Mellon, que haya sido observado y quizás tocado por la mitad del quien es quien del siglo XX. Como toda mujer sensata, Bunny también tenía su mono…
También hay muebles maravillosos a precios de salida sospechosamente bajos (sobre todo en comparación con los de la plata y la porcelana, que los tienen escandalosamente altos).

Dos butacas Luis XVI estampillés Jacob. Precio de salida 800 dólares. No entiendo qué han hecho con ese almohadón de asiento tan raro, pero estampillé Jacob es un chollo a diez veces el precio de salida.
Y mucha porquería. Cosas que si yo llevara a Ansorena me escupirían en la cara, pero que como son de Bunny Mellon, molan: libros de cocina, la jaula de las gallinas, un armario de garaje, una maceta… Un poco vergonzoso lo del catálogo de interiores.
Los tres catálogos pueden descargarse en pdf o encargarse en tapa dura escribiendo a Sotheby’s. Son magníficos para pasar una tarde de otoño, taza de té en mano, cotilleando y suspirando. Como hacía Truman con sus cisnes hasta que los apuñaló por la espalda.
“Y eso no es un amigo.” dice Pantaleón “Un verdadero amigo” añade “es el que te apuñala de frente”.
Vaya. Pues ya sé a qué atenerme.
PD: Mis disculpas. Llevo un tiempo sin escribir ni contestar mails. Lo siento en el alma y me hace sentir enormemente culpable. No quiero disculparme contando los problemas de exceso de trabajo y ausencia de tiempo porque a este blog, como dice Pantaleón “se viene llorao”. Nuestra intención es entreteneros y haceros, no contar penas. El caso es que últimamente me está costando más que nunca encontrar tiempo para el blog, por lo que os pido que seáis indulgentes conmigo durante un tiempo que espero sea corto.
PD2: Mi más sentido y profundo agradecimiento a Lorenzo Castillo que nos menciona como blog favorito en la entrevista que le hicieron para el suplemento “Fuera de Serie” de “El Mundo” el pasado domingo. Que Lorenzo es un “Fuera de serie” no hace falta que lo diga ni “El Mundo” ni nosotros porque es una obviedad, pero también es simpático, amable, y muy generoso. ¡Gracias!